Un purificador de agua es una herramienta clave para garantizar la salud, ya que elimina contaminantes como bacterias, virus, metales pesados y químicos, mejorando la calidad y el sabor del agua. En México, donde según la CONAGUA, cerca del 30% de la población no tiene acceso continuo a agua potable segura, estos dispositivos son una solución efectiva para prevenir enfermedades transmitidas por el agua.
Beber agua no bien tratada puede provocar enfermedades graves como diarreas, cólera, hepatitis A o infecciones parasitarias. En Hidalgo, un estado con un alto porcentaje de comunidades rurales, las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, señalan que en 2023 aproximadamente el 14% de los hogares no contaba con acceso directo a agua potable. Esto aumenta la exposición a riesgos sanitarios, especialmente en zonas marginadas.
Invertir en un purificador no solo mejora la salud familiar, sino que también reduce el uso de agua embotellada, disminuyendo la generación de plásticos. Su uso es un paso esencial para garantizar un acceso seguro y sostenible al agua.